Bodega La Guita

La Bodega La Guita es una de las más populares fuera de las fronteras sanluqueñas, aunque sus orígenes se anclan a mediados del siglo XIX, en 1852, fundada por Domingo Pérez Marín, de donde también se originó el curioso nombre de esta marca de manzanilla de Sanlúcar. Era porque Domingo siempre preguntaba a los clientes “¿Tienes guita?”, en referencia al dinero. De ahí se quedó ese nombre, y a partir de 1908 se formalizó, y se le comenzó a colgar un trozo de guita a cada botella. Detalle que se mantiene hasta nuestros días.

A pesar de ser una de las marcas más internacionales de manzanilla, no pierde su condición de 100% manzanilla de Sanlúcar, desde la uva a la crianza y posterior envejecimiento a tarvés de criaderas y solera bajo el velo de flor.

Después de la recolección de septiembre, pasa a fermentar a tanques de acero inoxidable, y cuando queda totalmente limpio, se va clasificando hasta los 15º, y ya pasa al tradicional Sistema de Criaderas (botas de roble americano de 516 litros de vinos de la tierra) y Soleras.

Al final de la fermentación de esos vinos jóvenes, brota la magia del bajo el velo de flor, una levadura; lo que en otros términos se denomina crianza biológica. A partir de aquí hay que evitar el contacto con el aire, para que no se oxiden. Y ya se suben en las andanas, con varias alturas. De esas escalas, la que alberga el vino más viejo, se encuentra más próxima del suelo, y se denomina Solera. Preparadas para la saca, a granel.

Y van pasando y se van mezclando las diversas criaderas, hasta seis, y, finalmente, a la Sobretabla, donde se repone con vino joven. El máximo de Solera que se extrae para la comercialización es el 35%, y no perder así la ‘madre’.